Nicolas Vanier: una pasión por la tierra.
¿Cuándo decidiste convertirte en un explorador?
Siempre tuve esta idea en mente, no hubo realmente un evento desencadenante. Mi pasión por el Extremo Norte data de siempre, cuando estaba frente a un mapa del mundo, ¡siempre miraba hacia arriba!
¿Tus viajes siempre han sido una lucha por el medio ambiente?
No, durante los primeros veinte años, esta fue, antes que nada, una forma de saciar mi pasión. Quería finalmente vivir lo que leí o lo que vi en los documentales sobre el Extremo Norte. En ese momento, no era muy consciente de la urgencia de preservar el medio ambiente.
¿Cómo decidiste convertirte en un "embajador de la Tierra"?
Hace 6 o 7 años, descubrí las alarmantes consecuencias del cambio climático en mis expediciones. Me resultó imposible no resaltar los peligros del calentamiento global y la contaminación.
¿Están cambiando las mentalidades?
Hay una cierta conciencia, pero no es suficiente. Hablamos mucho pero se piden pocas acciones.
¿Eres pesimista?
No, estoy bastante enojado. Cuando veo la enormidad del desarrollo del protocolo de Kyoto en términos de lo que realmente proporciona, es un poco desalentador. Pero soy decididamente optimista porque nuestra generación experimentará un cambio real. Es un desafío global que habrá que abordar, los países tendrán que trabajar juntos. Estamos en el mismo barco, y es emocionante.
La gente está preocupada por la importancia de la ecología, pero a menudo se siente impotente. ¿Qué les puedes aconsejar?
Es un gran error sentirse impotente. Ambos tenemos poderes valiosos: somos votantes y consumidores. Podemos elegir lo que compramos y pensar en las consecuencias ecológicas de las acciones que tomamos. Si actuamos de acuerdo a eso, ya es enorme.
Después de su magnífica Odisea Siberiana, ¿descansa un poco?
En realidad no, porque trabajo mucho en la película y tenemos muchas imágenes.
